lunes, 26 de septiembre de 2011

Mapa funcional de Power Point

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Espero y la siguiente información les sea de mucha ayuda...

Durante los siglos XIV y XV el régimen feudal se comenzó a extinguir en Europa, concluyendo así la denominada Edad Media. En el amanecer de la Edad Moderna, el antiguo sistema político descentralizado fue sustituido paulatinamente por Estados dinásticos con gobiernos de poder absoluto. Este periodo se caracterizó por un asombroso progreso cultura, llamado por algunos historiadores Revolución Intelectual, y al cual varios sabios dieron vida.

LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTADOS EUROPEOS

Hacia fines de la Edad Media, Europa occidental vivió plenamente el desarrollo del comercio, la manufactura, la circulación de las monedas, y el crecimiento de las ciudades. Todos ellos elementos económicos que dieron vigor a la práctica del capitalismo mercantil y que representaron algunas de las causas principales de la crisis del sistema feudal. Como producto de estos avances surgió la burguesía. Fue el sector social que se caracterizó por acaparar el comercio, la industria y la riqueza monetaria. Tiempo después se alió con la debilitada monarquía para eliminar a los señores feudales, quienes eran los principales opositores al desarrollo de estas actividades.
La alianza entre burguesía y monarquía generó el surgimiento de los Estados nacionales: Francia, Inglaterra, España y Portugal.
El Estado nacional se caracteriza por la existencia de un gobierno único, que dirige a una población delimitada territorialmente; promulga leyes para regir las relaciones sociales, económicas y políticas; mantiene un ejército propio y un idioma particular; enlaza religión, costumbres y tradiciones para forjar una cultura singular.
Estas transformaciones requerían un aparato político rígido. Por ello, el establecimiento del absolutismo representó la primera forma de gobierno del capitalismo.
El absolutismo es el tipo de gobierno en el cual cada monarca concentra y ejerce el poder de manera absoluta; también se distingue por controlar a la iglesia, e implantar el principio de su origen divino sustentado en la creencia que Dios le había conferido el poder; además hizo valer los principios de la herencia y legitimidad de la familia real y otorgó privilegios a la nobleza cortesana.
El gran auge económico, político y cultural que vivieron los Estados europeos se reflejó en su  exterior: formaron imperios coloniales, rivalizaron en guerras comerciales y crearon conflictos religiosos que sirvieron de pretexto para buscar la supremacía mundial.
La conjugación de estos elementos, socioeconómicos y políticos, contribuyó a la consolidación de los Estado europeos.

Inglaterra Construye un Imperio

Una vez que Inglaterra surgió como Estado Nacional, la dinastía de los Tudor se encargó de consolidarlo durante el siglo VX. Cobró fuerza desde entonces el régimen absolutista y el desarrollo de la economía mercantilista, es decir, la alianza de los soberanos nacionales con sus comerciantes y negociantes para fomentar las exportaciones de sus productos.
De la familia Tudor destacaron, principalmente, los gobiernos de Enrique VII (1509-1547) y de Isabel I (1558-1603).
Enrique VIII ejerció el poder de manera absoluta: subordinó al parlamento a su autoridad. Implantó una nueva religión, el anglicanismo, que surgió de la fusión de prácticas católicas y luteranas; se desconoció la autoridad del Parlamento y el rey se convirtió en el jefe supremos de la Iglesia; todo ello confirmado por el Acta de Supremacía en 1534.
En el terreno económico, Enrique VIII favoreció el desarrollo de la industria y el comercio con el apoyo de una flota mercante y de guerra. Promovió una reforma agraria, esto es, el cultivo intensivo de los campos con fines comerciales y la incorporación de mejores técnicas para incrementar la producción agrícola y ganadera; con estas reformas, la propiedad feudal y su sistema de producción se fueron eliminando.
Por su parte, el gobierno de Isabel I se caracterizó por el auge que dio al país en todos los aspectos.
En lo político dio continuidad al régimen absolutista; en lo económico favoreció la industria textil lanera a niveles internacionales. Se fundó la bolsa de valores de Londres, es decir, la institución donde se venden y compran valores y mercancías, sin la presencia de los productos.
En la cultura, destacaron las obras de Shakespeare, Bacon y Spencer; en lo tecnológico, impulso la aplicación de las primeras máquinas de pedal para el hilado y tramado de telas.
La política exterior fue colonialista al iniciar la fundación de poblaciones en otros territorios bajo su control; tal fue el caso de Virginia, primera colonia fundada por Walter Raleigh en 1585, en las costas de América del Norte.
También la política exterior se consideró poblacionista. En el afán de obtener más territorios y riquezas, quiso controlar regiones pertenecientes a otros países, lo que provocó enfrentamientos, por ejemplo con España, pues llegó a proteger a los piratas que saqueaban las embarcaciones que regresaban de América cargadas de oro y plata entre otras mercancías.
Estas acciones obligaron a Felipe II, rey de España, a invadir Inglaterra. Envió su flota, la Armada Invencible, la cual fue derrotada en1588. Este suceso marcó el inicio del control marítimo a nivel mundial por parte de Inglaterra.
El comercio marítimo se organizó mediante el establecimiento de empresas comerciales, llamadas Compañías de las Indias.
Estas compañías fueron las encargadas de controlar el comercio que se realizaba con Europa, Asia y América.
En el siglo XVII gobernó la dinastía de los Estuardo, quienes pretendieron continuar con el absolutismo, y por ello se vieron precisados a enfrentar rebeliones en su contra.

Francia Bajo el Absolutismo

Durante la época feudal, el reino franco era un mosaico de porciones de tierra, condados y ducados, cuyos señores feudales debían fidelidad al rey, aunque en realidad éste era rebasado por aquéllos.
La llamada Guerra de los Cien años que Francia sostuvo contra Inglaterra, entre 1337 y 1453, estimuló el sentimiento de nacionalidad de ambos pueblos; pero especialmente del francés que, con la participación de la heroína Juana de Arco, resultó victorioso en la contienda.
A la terminación de la guerra, se efectuó gradualmente la formación de del Estado Nacional Francés. Administrando la justicia mediante funcionarios reales, impulsando las actividades comerciales, manteniendo un ejército nacional y formado una asamblea general que aboliera la soberanía de los señores feudales, los reyes lograron paulatinamente centralizar en sus manos el poder político. Este periodo histórico recibió el nombre de absolutismo francés.
Como el monarca absolutista lo era por derecho divino, tenía por ley que heredar el trono a un descendiente legítimo, con la condición de que, si el rey era menor de edad o incapaz, podía ser asistido por una regencia
En Francia, el absolutismo se inició con Francisco I (1515-1547). Este monarca gobernó a través de un consejo de ministros presidido por el canciller, quien, a su vez, fue auxiliado por secretarios de Estado.
Sucedieron en el poder Enrique I (1547-1559), Francisco II (1559-1560), Carlos IV (1560-1574), Enrique III (1574-1589), con quien concluye la dinastía de los Valois.
La dinastía de los Borbón fue inaugurada por Enrique IV (1589-1610), sucedido por su hijo Luis XIII (1610-1643) quien, por contar con sólo nueve años de edad, fue auxiliado por su madre María de Médicis, que a su vez se apoyo en el cardenal Richelieu, ministro notable por proponerse hacer de Francia el país más poderoso de Europa.
La monarquía absoluta francesa alcanzó su máximo esplendor durante el reinado de Luis XIV (1643-1715). Fue un monarca dedicado con entusiasmo a los asuntos del Estado.
Aunque el gobierno francés conservó su estructura centralizada, el absolutismo entró en decadencia con el reinado de Luis XV y Luis XVI, que no se asemejaron a su predecesor. Ambos escogieron como lugar de residencia el suntuoso Palacio de Versalles.
Los Estados Germánicos
El antecedente más próximo a la constitución de los Estados germánicos se encuentra hacía el siglo X, con el surgimiento del Imperio Romano Germánico, el cual vivió plenamente en todas sus expresiones la época feudal y que repercutieron en esos estados hasta finales del siglo XIX.
El Imperio Germánico se ubicó en la parte central de Europa y estuvo formado por los actuales territorios de Alemania, Países Bajos, Suiza, Austria, la República Checa, Eslovaquia y algunas regiones de Italia, Francia y Polonia; en él se desarrollaron más de 300 reinados y ducados independientes.
Desde la creación del imperio, el cargo de emperador fue por elección, participaban en su nombramiento los siete príncipes electores más poderosos del reino, por lo cual gobernaron diferentes dinastías.
En 1437 la dinastía de los Habsburgo quedó en el poder y lo conservaron hasta 1806. Sus decisiones estuvieron sujetas a un organismo social y político llamado Dieta, especie de asamblea en la que participaban los distintos sectores sociales del imperio.
Los siglos XVI y XVII se vieron envueltos en una serie de luchas religiosas; entre ellas destaca Lutero. Con el correr del tiempo, se involucraron otros países, mismos que desencadenaron la Guerra de Treinta Años (1618-1648). Dinamarca, Suecia y Francia apoyaron a los protestantes y España a los católicos.
Con la paz de Westfalia finalizó el conflicto. Resultaron favorecidas, territorialmente, Francia y Suecia. Los países Bajos y Suiza se independizaron del imperio, pero prevaleció la tolerancia religiosa y la debilidad económica de los Estados.
A principios del siglo XIX, el imperio fue conquistado por Napoleón Bonaparte quien lo organizó en la Confederación del Rhin. En 1815, el Congreso de Viena, en el que participaban las monarquías de Rusia, Austria y Prusia, organizó el imperio, esta vez con la Confederación Germánica conformada por 38 estados.
En 1870, el emperador prusiano Guillermo I y su ministro Bismarck lograron la unificación de Alemania.

El Imperio Austro-Húngaro
Durante los siglos XVII y XVIII, destacaron dos Estados Germánicos: Austria y Prusia, que sostuvieron constantes enfrentamientos por el control político del Imperio Germánico.
Austria estaba gobernada por la dinastía de los Habsburgo, que se consideraban soberanos de todo el imperio, mientras que en Prusia el poder estaba en manos de los Hohenzollern. En 1866, Prusia se impuso a Austria, éstos finalmente detienen el poderío de los Habsburgo. De entre ellos sobresalió el gobierno de Federico II (1740-1786), quien consolidó la monarquía absoluta, la industria y el militarismo.
Austria, una vez eliminada del imperio, conquistó Hungría en 1867, al arrebatársela al Imperio Otomano; a partir de entonces formó un imperio dual.
Destacó el gobierno de José II (1780-1790), quién fue un representante del representante del despotismo ilustrado; gobernó para el pueblo, liberó a los siervos, favoreció el desarrollo económico, obligó a la nobleza a pagar impuestos e impulsó la cultura.
Hacia 1867, surgió de manera oficial el Imperio Austro-Húngaro, con lo que logró su consolidación el absolutismo austriaco. Hungría se sujetó a su autoridad, pero conservó sus propias políticas.
Desde un principio, el imperio tuvo serios problemas internos porque en él vivían etnias de diversas nacionalidades: serbios, croatas y eslovacos. Se practicó una política de hostigamiento hacía los países balcánicos. En 1908 se anexó Bosnia-Herzegovina. El imperio se desmembraría al término de la primera Guerra Mundial.

Rusia

Hacia el siglo XV, el territorio ruso se extendía a expensas de sus principales vecinos: Novgorod, Dielgorod y Smolensko. Iniciaba así su expansión hacia el mar Báltico por el oeste, y hacia el mar Caspio por el oriente; pero al dirigirse al norte, Suecia, Dinamarca y Finlandia detuvieron su avance.
Rusia, debido a su ubicación geográfica estratégica, había recibido una buena parte de la herencia religiosa y cultura bizantina.
El imperio ruso se estabilizó con la política centralista de Iván III el Grande (1462-1505), creador del Estado ruso moderno. Reunió a todos los pueblos de su entorno; fomentó la economía, organizó la administración del Estado y, lo más importante, liberó Rusia de los tártaros mongoles, de quienes estaba sometida.
En la sucesión del trono siguieron Vasili III (1505-1533). A éste, su hijo Iván IV el Terrible (1547-1584), quien sólo contaba con tres años de edad a la muerte de su padre. Fedor (1584-1605) fue el último de esta dinastía y murió sin dejar descendencia.
El pueblo proclamó como zar (emperador de todas las rusias) a Boris Godunov (1599-1605). Años más tarde fue elegido como zar, Miguel Fedorovich Romanov. Él sería el fundador de una dinastía que duraría hasta la Revolución Rusa, a principios del siglo XX.
El absolutismo ruso fue reafirmado por la presencia de Pedro I el Grande (1672-1725). Con el propósito de modernizar el país, el zar viajó a Inglaterra, Alemania y Polonia. Logró conocer e importar las técnicas de Occidente a Rusia.
Estas técnicas no se realizaron plenamente porque los grandes terratenientes siguieron explotando a la gran masa campesina y procurándole un trato de servidumbre feudal. Mientras tanto, un sector minoritario se dedicaba al comercio y la industria.
Con el reinado de Catalina II, en el siglo XVIII, el imperio ruso alcanzó su máxima extensión. Llegó hasta la costa septentrional del Mar Negro; después, hasta Crimea, incluyendo parte de Polonia.
La zarina gobernó adhiriéndose al despotismo ilustrado: constituyó un gobierno caracterizado por la adopción de medidas modernizadoras tendientes a desarrollar la industria, el comercio, la educación y la cultura. Contó para dicho fin con el apoyo de grandes pensadores ilustrados de la época.

La Decadencia de España y Portugal

Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, lograron la unidad del Estado español en el siglo XV. El esplendor de la monarquía absoluta se alcanzó bajo el reinado de Carlos V (1516-1556) y de su hijo Felipe II (1556-1598).
Los dos gobiernos se caracterizaron por vigorizar el absolutismo. Fueron los forjadores del más grande imperio colonial de la época: con la conquista de gran parte de América, pretendieron influir en los países europeos y rivalizaron con Inglaterra y Francia.
Como consecuencia de esta rivalidad, la Armada Invencible fue derrotada por Inglaterra en 1588. Este acontecimiento marcó el inicio de la decadencia española. A ello se le sumaron las derrotas ante Francia y los Países Bajos.
Estas circunstancias, más el atraso de la estructura social, la grave crisis en sus actividades económicas y la ineficiencia de los últimos gobernantes de la casa de los Habsburgo: Felipe III, Felipe IV y Carlos II ­­== que gobernaron durante el siglo XVII == provocaron la decadencia del absolutismo español.
En la cultura, por el contrario, España vivió en esa época el Siglo de Oro en las artes, en especial la literatura y la pintura. Muestra manifiesta de este periodo son las obras de Francisco de Quevedo y Miguel de Cervantes, en la primera, y las de Velázquez y Murillo en la segunda.
Por su parte, Portugal logró convertirse en un imperio colonial hacia el siglo XVI, como resultado de sus conquistas en América y de su comercio con África y Asia.
De 1581 a 1640, estuvo sujeto a la corona española; pero la casa de Braganza logró su independencia con Juan IV.
La economía portuguesa dependió de los productos que explotaba en Brasil: azúcar, oro y diamantes. De las costas africanas obtenía oro y traficaba con esclavos. De la India y China, lograba ventajosas ganancias comerciales.
Durante el siglo XVIII Portugal se vio influido por las ideas de la ilustración, las cuales provocaron una serie de cambios políticos y económicos.
La influencia inglesa en este país hizo que Napoleón Bonaparte decidiera su invasión.
El inicio del siglo XIX marcó la decadencia total, tanto de España como de Portugal, al producirse los movimientos de independencia de sus colonias americanas. 








Este es un video del absolutismo...

  Ojala y les sirva....